So..

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So... Let's rock?

sábado, 21 de junio de 2014

Error 404 HappyEndingDontFound

Mis manos temblaban, me sudaba el cuello y mis ojos estaban duros, duros y cargados por demostrarle ser la chica fuerte que no soy. No quise darle un segundo vistazo, como suele suceder en las películas, sé que soy mejor que eso; de todos modos lo veía venir o al menos eso quiero creer.

Enrique ha sido un buen novio en estos 8 meses, pagaba las entradas al cine, me recogía de la universidad en su elegante deportivo cada vez que podía y demostraba todos esos detalles que la mayoría de las chicas se muere por tener porque por más que digan que estamos en los años de "La mujer es independiente y por ende es un cubo de hielo anti películas de Disney" ¿Como no nos puede deshacer un detalle salido del esfuerzo y dedicación amorosa de la otra persona? Pisando tierra, la frialdad en chicas de 18 años como yo es solo un cuento de malas noches.

En ocasiones me escuchaba, es decir siempre hablábamos pero hay temas que escapan de las hebras cerebrales de interés de alguna persona, se escucha pero no se entiende, no se comparte, no se entrelazan las emociones ni siquiera con esfuerzo pero él solía intentarlo, de vez en cuando, y lo aplaudo por ello. 

¿Feliz? ¿Cómo no estarlo? ¿Cómo no serlo cuando el chico de cuentos de hadas toca tu puerta con dos knock knock y un ramo de rosas blancas?

A menos que no desees al chico del cuento, a menos que te agrade más el típico cabello negro, ojos café y chaqueta de cuero con gafas oscuras que prácticamente tiene un letrero en la frente que anuncia como si fuera un logo de marketing "Problemas al paso" el cual tiene un ego tan grande que te preguntas que conjuro maniobra para agradarte tanto; porque sí, este tipo de muchacho simplemente secreta feromonas cada que exhala en su respiración pero no bonitas palabras, nunca te trata como la corona que no eres, él si es real, te sientes real, te hace sentirte en cada parte de tu ser y te da a conocer, sin ningún descaro, que él te quiere sentir de esa manera también.

Así que cuando discretamente decides cambiar de objetivo coronario has tomado una decisión, dejas de ser la niña buena de papá y te conviertes en todo lo que odiaste cuando tenías quince años ¿Y sabes lo peor? Te encanta... O por lo menos a mi me encantó y me sacudió tan fuerte como Max, el de las gafas oscuras, debajo mio en un wildsex. Amo sentirme real, ser cruda, vivirlo exclusivamente porque quieres y poder dejarlo cuando más gustes. Pero antes de encontrarme gritando "¡Que viva la libertad y adiós pequeño universo de ataduras!" me di de cabeza contra el espejo, vi satisfacción, vi unos labios rojos, vi deseo, vi ojeras y vi vacío; la niña de papá ya no estaba y lo que quedó en su lugar me gustó, demasiado.

Ahora trato de ser la fuerte, de relajarme y no correr de nuevo hacía la vida que me gustó explotar, además que acabo de humillar al de las gafas oscuras lo suficiente como para que su ego no le permita regresar a buscar a su querida compañera de aventuras de dormitorio/cocina/porche, por lo que correr de regresó dejó de ser una opción. ¿A que se debe tal cambio? Bueno, una pequeñísima parte de mi con calidad moral ha tomado el control, sabe que estaba mal, ha puesto a mi degradada alma en alerta roja y ha detenido la vida que me gusta tanto porque, como todo el mundo sabe, todos tendremos una vida adulta junto a un trascendente final y, lastimosamente, los happy Endings son solo para las niñas de papá.