So..

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So... Let's rock?

martes, 21 de octubre de 2014

Beatriz

Estábamos ahí, en ese momento cúspide, amándonos sin medida con el sudor en vapor y la magia en blanco. El cuarto era azul, la lámpara gris y el retrato de mi esposo me miraba desde la cómoda, me susurraba "Adultera" a velocidad media, como si aún anduviéramos en la época del cliché. ¿Quien es este hombre (Que definitivamente no es mi esposo)? Es una larga y aburrida historia ¿Que si lo quiero? Tal vez, tal vez lo ame a través de mi autovanidad (Le llevo 15 años) o pueda que realmente todos los detalles y palabras bonitas me hayan tocado suavemente mientras me llevaban al borde; existe la probabilidad, lo admito.
¿Por qué no separarme? Me gusta la estabilidad, si.. estoy comenzando a pensar que poseo demasiada chuchería de plata, que la ropa me esta ocupando mucho espacio y que las casas de playa, con un clima tan impredecible como el nuestro, ya no son tan funcionales como lo solian ser pero amo mi vida, es decir.. no conozco otra.
Para, no me juzques, tengo 46 años (Me veo como de 34, lo sé) no hay muchas cosas que pueda hacer, he trabajado antes pero volver a ese ritmo después de muchos años de alto mantenimiento y estabilidad sin esfuerzo me sería muy difícil empezar de nuevo.. y de cero.
No, no, no me mires así...  No me vengas, querido lector, con esos pensamientos de "Cuando amas a alguien, vale la lucha" y no, tampoco con "La edad no importa tanto" porque ambos sabemos que si lo hace, que siendo yo mujer y la mayor me da una desventaja increíble, estoy consciente que físicamente estoy mucho mejor que muchas de 20 y que la madurez atrae pero nuestra superficie engloba más que eso.
Él ha sido un panquesito conmigo (No, no vale reírse), tan dulce y tan atento; pero admitámoslo, soy una señora casada con una cantidad alta de dinero, con un físico increíble y con años de experiencia sexual (Alimentemos aún más mi vanidad y concluyamos que es uno de mis más gratos talentos)  debe estar aquí, encima mío, solo por eso.
Esta bien, tienes razón; no le he otorgado tantos regalos ni él me los ha pedido, en realidad él se esmeró dándome algunos que me tocaron profundo, porque salieron de su propia y dulce voluntad.
Y estoy llorando, y él para todo para preguntarme que está pasando, y me doy cuenta que lo amo, y me aterra, y tiemblo y él me abraza y me susurra "Yo también" y yo... yo le quiero decir que lo dejo todo, que lo elijo a él ante mi comodidad, ante mis años, que corro el riesgo, y él lo entiende con solo mirarme  y sonríe y... mi esposo enfurecido entra al cuarto, me insulta, no deja de golpearlo y se me cae el mundo.

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