Ahora que te tengo al frente,
ahora que por fin hablamos coherencias,
ahora que tu cabello negro ya no brilla
en el centro de mis pupilas
te siento tan grisáceo
Eres tú el dueño de muchas pesadillas,
mi tormento más sonoro
y a la vez el aliento más profundo
de los que alguna vez he concebido
Siempre has tocado mi alma,
acostumbrabas a urgar en ella
pero hoy, hoy no lograste llegar
más allá de la oscuridad de mis ojos
Hoy ya no sentí que tú eras mio
porque tal vez nunca lo fuiste
pero sí sentí esa distancia
de esas que te amargan el día
Por lo que me doy cuenta
de que lo que más detesto de ti
siempre te acompaña:
en cada conversación,
a la vista de todos,
entretejiéndose entre mis latidos.
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