Desafíos

El desafío de mi juventud fue intentar encontrar una excusa para hablarte, el desafío de mi adultez fue buscar una manera original para proponerte pasar el resto de la vida juntos, y el desafío más grande de esta vejéz es observar atento -Y con lágrimas en los ojos- Como te entierran a ti primero.

Nosotros

Tengo ganas de estar contigo, de dormir contigo, de acurrucarnos sin ropa, porque son en esos momentos donde te siento mío, donde soy solo tuya, donde mi verdadero matrimonio no cuenta.